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jueves, 19 de agosto de 2021

El Gashadokuro, la representación de la sublevación del pueblo.


Durante el feudalismo en Japón, los gobernantes, igual que en muchos otros sistemas de gobierno similares, explotaban y vivían a costa del esfuerzo de la clase baja, acaparando y llevándose la mayor parte de los recursos y el sustento. Lo que dejaba a sus vasallos en una situación deplorable, donde sí no morían de hambre, lo hacían por culpa de los constantes conflictos entre los daimyōs.


Fue esta situación la que terminó por generar la leyenda de una de las criaturas más escalofriantes del folclore japones, el Gashadokuro (esqueleto hambriento). 
Espíritus vengativos que toman la forma de esqueletos gigantes, 15 veces más altos que una persona, que surgían a partir de los huesos acumulados de la gente que moría de hambre o de los soldados que caían en batalla y no recibían un entierro digno.


Entre otras cosas, las leyendas que hablaban de estas criaturas las describían como seres que solo se movían por el hambre, aquello que más deseaban haber saciado en vida. Arrastrándose por los campos de arroz y matando a las personas para beber su sangre y fortaleciéndose con cada vida que cobraba, agregándola a su masa para seguir moviéndose.

Era debido al miedo a que sentían muchos de esta leyenda, que los gobernantes comenzaron a preocuparse más por el sustento de su pueblo, hasta donde su avaricia les permitiera claro, pero al menos trataban de no terminar creando a este monstruo.


Es esta idea de una fuerza que surge a partir del sufrimiento del pueblo y que puede intimidar incluso a los gobernantes y a los tiranos, una perfecta analogía de la sublevación, de la rebelión de personas oprimidas (que pueden ser tanto civiles como militares) contra la autoridad. Un movimiento social, de carácter agresivo, que se opone a las figura de poder y al abuso del gobierno.


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